Los astrónomos llevan años preguntándose por qué nuestra galaxia, la Vía Láctea, está deformada. Datos de Gaia, el satélite de la ESA que estudia las estrellas, sugieren que la distorsión podría deberse a una colisión en curso con otra galaxia menor, que enviaría ondas por el disco galáctico como sucedería al lanzar una piedra al agua.