Tal como decía el programa, anoche, un grupo de socios de Aster, participamos en una salida de observación en Pujalt. También había otras personas, algunos de AstroAnoia u otros simplemente interesados ​​en una noche de observación.

La acogida de Albert, como siempre, amabilísima y cordial. La temperatura muy agradable y el cielo sin ninguna nube: las condiciones ideales para una buena noche de observación.

Creo que lo fue para la mayoría de los participantes. Era la tónica general de los comentarios de muchos de los asistentes.

Cumpliendo el programa, al principio de la noche, aún con las últimas luces del día, Jose hizo una explicación y demostración de cómo colaboración Limarí diferentes tipos de telescopios. Como siempre una buena manipulación práctica facilita mucho más la comprensión de que no largas teorías.

A continuación hicimos la acostumbrada paseo por el cielo, un repaso a simple vista del cielo visible, más rico en estrellas y con las constelaciones mucho mejor definidas que nuestro cielo habitual de ciudad. Son muchos los observadores, incluso veteranos, que antes de la primera observación recorren los caminos imaginarios que marcan las estrellas, repasando mentalmente formas y nombres: el gran círculo de invierno, que partiendo de las estrellas brillantes de Orión, sigue por las dos estrellas brillantes de los perros (Sirius y Procyon), por Géminis, por Capella para acabar cerrando en Aldebarán; el arco que de base a delta y gama de Cassiopeia, ya decantando hacia poniente, nos conduce siguiendo la línea de las estrellas de Perseo hasta las Pléyades, o bien el camino que se inicia en las estrellas de la cola de la Osa Mayor, conduciendo-a Arcturus (literalmente conductor de la Osa) y prolongándose hasta Spica.

Y a continuación diferentes telescopios fueron apuntando diferentes objetos.

Como es habitual, las noches de salida conjunta son el buen momento en que los observadores con más experiencia ayudan aquellos más novicios en la afición, y es también el momento de la satisfacción habitualmente compartida del observador que con su instrumento voz, o simplemente vislumbra, quizá después de un rato de búsqueda, aquel objeto que hasta ahora se le había resistido; o la oportunidad de dar un vistazo, con un telescopio más potente, a aquella galaxia o nebulosa fuera del alcance del instrumento propio.

Quisiera hacer ver a todos que precisamente la magia de estas noches es el núcleo más profundo de las agrupaciones. Puede que una de las causas que movieron los fundadores de Aster fuera la posibilidad de adquirir algún instrumento de observación, entonces por encima de las posibilidades económicas individuales. Hoy no es así. Tenemos muchas más posibilidades de observar, pero no tenemos tantas ocasiones de observar juntos. La red nos permite compartir los resultados, la proximidad física nos permite compartir el proceso. Por esta razón me permito animar a todos a participar de vez en cuando en alguna salida. La conversación distendida e informal alrededor del telescopio propicia el intercambio de opiniones y experiencias, sugerencias y proyectos. El socio novel espera habitualmente esta ayuda, sólo será posible con la colaboración generosa de los más avezados.

Pere Closas
Sábado, 2 de abril de 2011