
La misión SMOS de la ESA cartografía las variaciones en la humedad del suelo y la salinidad en las aguas superficiales de los océanos abiertos. Cuando el satélite se diseñó, no estaba previsto que midiera el nivel salino de mares más pequeños como el Mediterráneo, pero SMOS ha vuelto a superar las expectativas.

El sistema de navegación por satélite Galileo es, desde que empezaron a situarse en órbita sus primeros componentes, un notable activo también para la comunidad científica. La precisión de sus relojes atómicos y la estabilidad de sus órbitas, más los retrorreflectores láser que permiten calcularlas, lo coloca en una gran disposición para ofrecer numerosos datos científicos para estudiar diversos aspectos que abarcan desde física relativista hasta observación de la Tierra, entre otros.

El observatorio de rayos X de la ESA, XMM-Newton, lleva 17 años en el espacio y, en ese tiempo, no ha dejado de realizar nuevos descubrimientos y superar sus propios límites de longevidad. Además, los datos que ha obtenido en esas casi dos décadas de funcionamiento han contribuido a que la comunidad científica haya publicado más de 5.000 artículos, todo un récord.