
Como se informó inicialmente el pasado noviembre, se han detectado anomalías en los relojes atómicos de los satélites de la constelación europea Galileo.
Estas anomalías se han producido en cinco de los 18 satélites en órbita, aunque todos continúan funcionando y la provisión de los servicios iniciales de Galileo no se ha visto afectada.

Los servicios iniciales de Galileo, que comenzaron a mediados del mes pasado, suponen un gran paso adelante no solo para los usuarios de todo el mundo, sino también para la comunidad científica. Gracias a esta constelación de satélites, ahora contamos con un referente gratuito y de gran precisión para estudiar la Tierra y todo lo que en ella sucede, además de las propias leyes de la física.

La búsqueda de planetas extrasolares es uno de los campos de la astronomía que más ha crecido en los últimos años, especialmente orientada hacia el descubrimiento de planetas que se parezcan a la Tierra y que reúnan las condiciones necesarias para albergar vida. Las observaciones se realizan tanto desde observatorios terrestres como desde satélites lanzados al espacio, pero siempre se encuentran con los mismos problemas; esos exoplanetas están muy lejos y resulta complicado detectar los que tienen un tamaño más similar al terrestre.