El telescopio espacial Herschel de la ESA ha descubierto que las galaxias no necesitan chocar entre sí para desencadenar el proceso de formación de estrellas. Estos resultados derrocan una antigua hipótesis y describen un proceso de evolución mucho más majestuoso.
La semana pasada el venerable satélite de observación de la Tierra ERS-2 encendió sus motores por última vez para consumir cualquier resto de combustible, poniendo así fin a su misión. La maniobra fue planificada meticulosamente para garantizar la seguridad de las futuras misiones espaciales.
El primer satélite de la constelación de navegación Galileo ya se encuentra en el Puerto Espacial Europeo, donde pronto comenzarán los preparativos para su lanzamiento el próximo día 20 de octubre.