
Esta semana dará comienzo el segundo estudio de reposo en cama de la ESA, en el que se investigarán una serie de antioxidantes y vitaminas que podrían ayudar a los astronautas a combatir los efectos secundarios de vivir en el espacio.
Diez voluntarios permanecerán 60 días en cama, con la cabeza inclinada seis grados hacia abajo y manteniendo al menos un hombro en contacto con la cama en todo momento. Este tipo de reposo en cama intensivo no es nada fácil: se pierde masa muscular y ósea, y la inclinación de las camas hace que la sangre y otros fluidos se vayan a la cabeza: cambios similares a los que los astronautas experimentan en el espacio.
Como todos los animales de la Tierra, los humanos hemos evolucionado para vivir en gravedad; por eso, encontrar formas de mantener la salud en condiciones de ingravidez es importante para poder continuar explorando el Sistema Solar. Para probar nuevos regímenes de ejercicios y dietas, así como para comprender lo que les sucede a los astronautas, la ESA lleva a cabo regularmente estudios de reposo en cama, en los que se simulan los efectos de la gravedad cero en el cuerpo humano.

En los años sesenta, las fotografías de la Tierra tomadas por los primeros astronautas cautivaron la imaginación de todo el mundo. Estas imágenes no solo se convirtieron en iconos de la exploración espacial, sino también en símbolo de la fragilidad de nuestro planeta. Pero los astronautas no eran los únicos con la mirada puesta en la Tierra.